Iglesia de San Mateo de la Calheta
Después de la destrucción de la vieja iglesia de San Mateo de la Calheta por el huracán de 1893, un nuevo templo fue erigido de raíz por la comunidad.
La primera piedra de la nueva iglesia parroquial fue lanzada solemnemente el 21 de septiembre de 1895, en un terreno donado por una benefactora, situado en el corazón del pueblo, lejos del mar y con fácil acceso desde toda la parroquia.
El proyecto fue escrito por António Baía Paixão, empleado de las obras públicas de Angra, con la ayuda del padre Manuel Maria da Costa. La obra era de bulto a la época, ya que, con 820 m² de área cubierta, es el mayor templo rural de la isla Terceira y uno de los mayores del archipiélago de las Azores.
Por esta razón, no han faltado críticas a la iniciativa de sus promotores, que se prolongaron durante todo el período de construcción e incluso después. La misma opinión es manifestada por Raúl Brandão que en su obra «Islas Desconocidas» extraña el contraste entre la opulencia de la iglesia y la pobreza de la comunidad.
La iglesia no se completó hasta 1911, después de un trágico accidente de trabajo le costó la vida al maestro que dirigía las obras. Para el costo de las obras, a pesar de un subsidio de 1.000$ 000 reales concedido por el Gobierno, fueron necesarios muchos peditorios entre la comunidad para conseguir los fondos necesarios.
El traslado al nuevo templo se hizo el domingo del Bodo (domingo de Pentecostés), el 4 de junio de 1911, y la bendición solemne fue hecha por el canónigo António Maria Ferreira. El costo de la obra fue de 46:295$277 réis insulanos, estando casi toda pagada a la época. Las campanas no fueron adquiridas hasta 1922, año en que la obra fue verdaderamente concluida.
Dotada de siete altares, para adorarla, fueron empleadas imágenes bastante más antiguas, como es el caso de una de San Mateo que retrocede al siglo XVI y otra de la Virgen María que remonta al siglo XVII, esta de autoría de los Maestros de la Catedral de Angra.
El nuevo templo se presenta grandioso e imponente, con dos torres campanarios muy altas, que se avistan a gran distancia, tanto del mar, como de diversos puntos a lo largo del suroeste de la isla, en particular del Monte Brasil, de la Bahía de Vila Maria, del Mirador de las Veredas y otros.