Hay volcanes dormidos, fumarolas, piscinas naturales, lagunas mágicas; hay una gastronomía con sabores del mar y tierra que se confunden con paisajes deslumbrantes; hay un mar atlántico con ballenas y delfines que lo llenan, hay patrimonio clasificado por la UNESCO; y la sustentabilidad ambiental, reina la tranquilidad, la animación y todo es siempre seguro.
En pleno océano Atlántico, entre Europa y el continente americano, a tan solo dos horas de Lisboa y unas cuatro horas de los principales aeropuertos europeos, de los Estados Unidos y de Canadá.