Su centralidad, la riqueza del suelo, la seguridad de la bahía y su monumentalidad han hecho de Angra do Heroísmo una ciudad con reconocimiento histórico mundial. Vinculada a la expansión marítima, esta ciudad portuaria fue escala obligatoria para las flotas procedentes de Sudamérica, África e Indias. En Angra se comerciaban especias, metales preciosos de América, tejidos nobles, madera y marfil, especias e imaginería religiosa. Allí Felipe II construyó su mayor fortaleza, tras la crisis sucesoria de 1580-1583 en la que, heroicamente, Portugal era sólo la isla de Terceira. En 1828 fue nombrada capital de Portugal. Angra se convierte en el centro del liberalismo. De allí surgieron los hombres que redactarían la primera Carta Constitucional. Su Ayuntamiento sería condecorado, en 1837, por la Reina D. María II con las más altas insignias del Estado portugués: la Gran Cruz de Torre y Espada de la Orden Militar del Valor, la Lealtad y el Mérito, y añadiendo a los títulos de “ Muy Noble y Leal”, el “Siempre Constante” y “de Heroísmo” por los servicios prestados durante la guerra civil.